lunes, 20 de febrero de 2012

País de Pandereta

Hace cuatro meses me despidieron. Para tod@s, un despido supone una situación dramática. Si me gustaba la legislación que teníamos era que ante el despido un trabajador disfrutaba de una indemnización de 45 días por año que suponía un colchón ante tan duro golpe.

Siempre he tildado de cruel legislaciones como la estadounidense o la alemana que te ofrece 15 días por año trabajado… Y ahora ya lo tenemos aquí. Menos mal que fui despedido hace cuatro meses…

Voy a ser muy sincero. Personalmente nunca he pensado que el despido era lo peor que te puede pasar. Es el final de un ciclo, bien tuyo, bien de la empresa, bien de ambos… El colchón de la indemnización, hacía digerible el trago y hacía que, en algunos casos, fuera propuesto por el propio trabajador. Cuando se te despide se te paga todo lo que se te debe, nóminas, vacaciones, finiquito y cobras el subsidio. El cual si querías podías pedir una parte todo junto, en el caso de que te lo quisieras montar por tu cuenta.

Sinceramente, siempre he sido de los que ha pensado que lo peor que te puede pasar como currito, es que no te paguen. No hay nada peor que una empresa se arruine o diga que no tiene dinero y tu te quedes sin percibir tu sueldo.

Ahora con esta nueva reforma laboral se abre un nuevo momento para el trabajador. Ahora si que estamos desprotegidos. Ahora tengas la edad que tengas puedes ser despedido por dos duros. Es mas te puedes quitar de en medio muy económicamente al personal veterano y contratar gente mas joven a un precio inferior. De un plumazo nos hemos cargado una premisa de lo mas justa: “A Igual Trabajo, Igual Salario”.

Mirad, no voy a hacer un discurso demagógico, pero entiendo muy mucho el funcionamiento de la empresa privada. Y de verdad, soy de los que piensa o mejor dicho, pensaba (con el anterior marco de ley laboral) que era mucho mejor que te despidieran o pre-jubilen o cualquier otra modalidad, antes de que empiecen a retrasarte pagos y acabes viéndote en la calle debiéndote cuatro mensualidades y sin indemnización.

Lo que se acaba de hacer con el decretazo que reforma la legislación laboral es una vuelta de tuerca que va a premiar a los “empresaruchos” que hacían mala praxis en detrimento de los buenos empresarios que si hacían bien las cosas.

Siempre he pensado que hay empresas que hacen bien las cosas y que no veían en el despido de personal una manera facturar más. Se despedía personal cuando las expectativas de negocio van mal. No es avaricia, es sensatez. Mejor hacerlo cuando la empresa tiene margen de maniobra, porque los beneficios se lo permiten, que no cuando las cosas ya están fatal y por mas que estires el chicle no vas a conseguir nada, salvo dejar a los trabajadores en la calle desprotegidos y ahogados de deudas.

Pero con esto que se ha aprobado. Las empresas pueden intentar ser mas competitivos a costa de reducir personal, porque los costes van a ser mínimos. Intentar hace competitiva una empresa reduciendo los costes de personal era algo impensable.

Cuando estábamos en el debate de cómo aumentar la productividad, nos han colado esta reforma, que no es mas que llevar a la legislación, la manera de pensar mas caciquil, rancio y pardillo, contrario a valores en alza comohttp://www.greatplacetowork.es/

Hablando este tiempo de atrás con un ex trabajador de la construcción, me decía, “bueno la reforma laboral no me afecta, puesto que en la construcción siempre hemos trabajado así. En nómina cobrábamos solo el salario mínimo el resto lo cobrábamos en "B", así que si un día no iba a trabajar ese día no cobraba y el finiquito siempre se correspondía a lo que la nómina ponía”.

Es decir que no son las prácticas de empresas como Google o cualquier Star-up lo que se impone, sino las prácticas de Paco el Pocero, las que elevamos a nivel de Ley. Ya no importa que el talento emigre, ya recortamos en Investigación y desarrollo… Volvemos a pensar a lo garrulote. Grandes polígonos y grandes centros de negocios donde damos suelo subvencionado a talleres de chapa y pintura, u oficinas gratis temporalmente a gestarías… Siempre lo mismo. Nosotros no innovamos, que lo hagan los demás. Vamos a ponérselo fácil a las constructoras y a los talleres, a los bares y restaurantes, ¿para qué vamos a pensar en cambiar el tejido productivo? Luego nos echamos la mano a la cabeza si no nos quitamos el tópico de tortilla y pandereta.

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