Se cuenta que un grupo de científicos encerró a cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera, y sobre ella un montón de plátanos. Desde el primer día, cuando uno de los monos subía por la escalera para coger los plátanos, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que se quedaban en el suelo. A base de repetir esta práctica, los monos aprendieron las consecuencias de que uno subiera por la escalera. Cuando algún mono caía nuevamente en la tentación de ir a coger los plátanos, el resto se lo empezó a impedir de forma violenta.
Así fue como los cinco monos cesaron en su intento de subir por la escalera. Entonces, los científicos sustituyeron a uno de los monos originales por uno nuevo. Movido por su instinto, lo primero que hizo el mono novato fue ir a por los plátanos. Pero antes que de que pudiera cogerlos, sus compañeros de jaula lo agarraron y golpearon agresivamente, evitando así ser rociados con un nuevo chorro de agua fría. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo nunca más volvió a subir por la escalera. Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió exactamente lo mismo. Los científicos observaron que su predecesor participaba con especial entusiasmo en las palizas que se le daban al nuevo.
Con el tiempo, el resto de monos originales fueron siendo cambiados por otros nuevos, cada uno de los cuales fue brutalmente golpeado por los demás al tratar de subir por la escalera. De esta forma, los científicos se quedaron con un grupo de cinco monos que, a pesar de no haber recibido nunca un chorro de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentara llegar a los plátanos. Finalmente, todos ellos se quedaron en el suelo resignados, mirando a los plátanos en silencio. Si hubiera sido posible preguntar a alguno de ellos porqué pegaban con tanto ímpetu al que subía por la escalera, seguramente la respuesta habría sido: “No lo sé. Aquí las cosas siempre se han hecho así.”
La mayoría de nosotros, por no decir todos, estamos bajo la influencia de la sociedad que nos guía por el camino del convencionalismo o "la normalidad".
¿Y que es lo normal en España? Tener un sueldo fijo un horario fijo, para consumir, pagar impuestos... ¿Y que sucede cuando nos dicen que el modelo está caduco? pues lo mismo que sucedió con la burbuja inmobiliaria que de tanto oír que viene el lobo, cuando el lobo vino, lamentamos que no pusimos medios si y nos negamos a creer. Aún hay trabajadores y empresarios que esperan que vuelvan los tiempos del ladrillo, en serio.
Nuestros valores, prioridades e incluso creencias están condicionadas por nuestra tendencia a adaptarnos al orden social establecido. Todo lo que forma nuestra identidad no son mas que creencias que otros han construido. Da igual si eres trabajador o empresario. ¿O acaso el management que se está aplicando no fue creado durante el siglo XX, por individuos nacidos en el XIX?
¿Y España? Pues en una constante transición. Primero porque Veníamos de una dictadura, que a su vez venía de una fratricida guerra. Pero la transición parece mas orientada a la política, a veces mas preocupada en dejar atadas cosas que otros dejaron atadas, y no hemos hecho ninguna transición en lo relativo a nuestra economía y a nuestro modelo de tejido productivo.
Seguimos construyendo lo que otros inventan para que otros consuman. El "made in Spain", salvo honrosas excepciones no es mas que fabricar lo que se demanda... En lugar de investigar e innovar para anticiparnos a crear lo que se demandará. O mejor aún a crear demanda.
Esta es una sociedad en la que la seguridad, el control y la continuidad son la base de todo. Y consecuencia clara de una sociedad industrial a la que España llegó tarde.
¿Qué ha sido para los distintos gobiernos (de la era post-franquista) innovar? simplemente Subvencionar.
¿Subvencionar? si. En España, desde los distintos gobiernos se tiene la falsa certeza que para potenciar el consumo hay que bajar los precios a base de subvención. El mas claro ejemplo es la industria del automóvil.
Desde que empezó esta crisis he escuchado mas la palabra Revolución en círculos empresariales, que en sindicatos y partidos de izquierdas... Y es que cada vez son mas las voces, que no quieren mantener un sistema y unas reglas del juegos caducas.
Mientras sigamos dentro de las cavernas no podremos avanzar. Ya está bien. Acabemos con la empresa convencional. Decía el manifiesto Cluetrain*: "Abramos la ventanas dejemos entrar aire nuevo y subamos la música para que todo el mundo se entere". ¿Hasta cuando vamos a seguir con la creencia de que el emprendedor se limita a crear riqueza económica? El emprendedor tiene un papel dinamizador, reducir su función a lo netamente económico es desconocer que no se puede separar riqueza económica de riqueza humana y riqueza social. La única ventaja competitiva es la innovación.
No hace mucho choqué de bruces contra una campaña que promovía el boicot a las" tiendas de chinos" en favor de las tiendas de barrio. Con el pretexto de que "los euros" se reinvierten en la ciudad y ayudan a los emprendedores. ¿De verdad hay gente que piensa que los negocios de las tiendas de chinos es la causa de que no haya emprendedores? Mensajes de gentes que si por ellos fuera, la humanidad seguiría en las cavernas, o sirviendo al señor feudal.
Pero parece que si, pues desde las cavernas de algunas asociaciones de empresarios y de distintos estamentos del gobierno es mas de lo mismo, en lugar de emprendedores, quieren gestores, innovar sin cambiar de forma de pensar, y subvencionar estructuras que potencian el miedo al fracaso en lugar de educar para que el miedo al fracaso desaparezca.
No hace mucho leía en el muro de facebook, de Julio Chesma, paisano que colabora conmigo en este blog: "La diferencia entre emprendedor y empresario es que el empresario es un gestor y emprendedor una mente inquieta".
Acabo este post con una cita del profesor José Luis Briones: "Son los Pueblos quienes superan las crisis, nadie mas. Y los pueblos los forman las personas. Volvamos a soñar, convirtamos la realidad en un desafío Sabemos que los pagos de fin de mes nos van a llegar y dudamos de que podamos afrontarlos, sabemos que ningún banco acepta nuestros sueños como forma de pago... y sin embargo: ¡¡Volvamos a Soñar!!. Porque solo los sueños nos darán fuerza y esperanza para seguir adelante, sólo ver mas allá de la realidad nos permitirá encontrar razones para superarla.
* Las 95 Tesis del Manifiesto Cluetrain.
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