Hoy en Firma Invitada: Gustavo Higueras en su blog: Vivir con pan y aceite de oliva:
¿Has pensado alguna vez por qué no te apetece sacar la basura, hacer ese recado o tener que rehacer algo? Yo sí y todo cambió cuando comprendí que la principal causa de mi agotamiento y en muchas ocasiones pereza, venía del estado de estrés y ansiedad en el que vivía; normal, como no me voy a agotar si además de pretender resolver lo inmediato, estoy pensando en hacerlo con el futuro, queriendo agradar a todo el mundo y siendo yo el último en el que pienso, si es que lo hacía
¿Qué puede pasar si me quito de encima el estrés y la ansiedad por querer agradar siempre, pretender hacerlo todo perfecto por evitar las críticas y dejar de ser en mí en el último en que piense?
Estas fueron mis reflexiones:
1º) ¿Cómo soy con respecto a los demás? Soy un hombre sensible, empático, no me importa escuchar a la gente y algunas veces hasta doy buenos consejos ¿Entonces, por qué me preocupa el que pensarán? El que pensarán está fuera de mi control, con las buenas intenciones con las que actúo he de dejar de preocuparme por la imagen que transmito, el problema lo tiene el que no lo vea y además, a mí me gusta cómo soy; una cosa menos, a la siguiente.
2º) ¿Cómo son los demás conmigo? A la mayoría no les importa en absoluto cuál es mi estado de ánimo, es más, cuando intento transmitirlo ni me escuchan y me cortan insistiendo en sus historias ¿Me irrito por esto o lo “utilizo”? Lo utilizo, escuchando se aprende más que hablando, así es que deje de irritarme porque yo si escucho y conmigo casi nadie lo hace, escuchar, reflexionar y aprender; otra cosa menos, a la siguiente.
3º) ¿Por qué me siento mal cuando algo que tengo que hacer lo hago con desgana? No es que no quiera, es que gasto todas mis energías viviendo en un estado que me consume ¿Qué puede pasar si aprendo a dosificar los esfuerzos físicos y sobre todo si elimino los esfuerzos mentales innecesarios? El resultado de esto fue bestial, es increíble el potencial físico y mental que tenemos cuando sabemos respetar sus límites, sobre todo los emocionales.
Ejemplos de desperdicio de energía mental:
1º) No soy quien debe ponerle remedio a la crisis, solo he de preocuparme de ponerle remedio a la mía y si los demás hiciesen igual, todo funcionaría mejor pero como no puedo hacer nada para resolver las crisis económicas y mentales de todos los demás… ¡Insisto! Me centro en la mía y si alguien me pide ayuda pues se la doy.
2º) No me voy a irritar por ver que la gente tira basura al suelo, me voy a preocupar de no tirarla yo y si todos lo hiciésemos, las calles estarían más limpias de basura física y mental pero como no puedo evitar que la gente lo haga… ¡Insisto! Me centraré en no tirarla yo y si alguien me pregunta por qué, se lo explicaré por disfrutar de su participación en la limpieza común y del beneficio de su limpieza mental.
3º) No me voy a irritar por ver que la gente conduce sin respeto, me voy a preocupar de respetarlas yo y si todos lo hiciésemos, seguramente habría menos accidentes de tráfico y cerebro-vasculares… ¡Insisto! Me centrare en respetarlas yo y si alguien me pregunta por qué, se lo explicaré, por su salud y la de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario