martes, 11 de febrero de 2014

Miedo

Hace unos días, fallecía un amigo. La mala suerte quiso que su vida se fuera antes de los 40.

Él fue el que me animó a comenzar este blog, al que no dedico todo el tiempo que quisiera. Sabía que escribía en otros, marcadamente políticos, y me animó a escribir este.

También fue, Julio, así se llamaba mi amigo, quien me animó a emprender.

El post de hoy es una especie de homenaje a él. El primero de una serie de post dedicado al cambio de era que estamos viviendo en primera persona.

Julio no era exactamente, para mi  una inspiración, pero si alguien que supo entender "mis temores" y me enseñó a volverlos en mi favor, gracias a mi predisposición natural a tener la mente abierta.

Recuerdo que en una ocasión tuvimos un enfrascado debate sobre el miedo. Uno de los presentes tenía muy claro, que gracias al miedo los humanos hemos sido capaces de evolucionar de la manera que lo hemos hecho. Si nos hubiéramos comportado de manera valiente o heroica, raramente hubiéramos sobrevivido.

Sin embargo, tanto Julio como yo éramos de la opinión de que hay un miedo llamémosle, innato, con el que nacemos que es el que nos hace reaccionar esquivando, escapando, evitando... Sin duda con el que el homosapiens evitaba a los depredadores y que ahora nos hace reaccionar ante una amenaza. Y existe otro miedo que se nutre de todo lo que nos rodea, desde bien pequeñitos.

De la misma forma que nos dicen que religión debemos tener, hay miedos que se nos vienen "impuestos" desde pequeños, y cuando nuestro "bienestar" se siente amenazado se activa.

¿Qué está ocurriendo? que estamos sufriendo un cambio de era. En ese proceso de cambio, vemos que todo lo aprendido no sirve para mucho, que debemos desaprender y volver a aprender. Y eso no es que nos de miedo, nos da pavor. Vemos que la relación trabajo y empresa están cambiando por momentos y nuestra imaginación nos está jugando malas pasadas, porque cuando ignoramos algo tendemos a afrontar las cosas con lo que hasta ahora habíamos aprendido y ocurre que tendemos en nuestra cabeza a magnificar las cosas hasta convertirlo en un problema que nos crea inseguridad. Decía Antoine de Saint-Exupéry: "Cuando algo no entendemos o lo tememos o lo veneramos".

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