A comienzos de éste año empiezan a aparecer en prensa titulares relacionados con la producción de aceite de oliva en los países del norte de África que ponen los pelos de punta a cualquiera relacionado con el sector. Al relacionarlos nos hacen preguntarnos por qué en su día se desvió la atención a la amenaza de la producción de aceite en China cuando el problema está mucho más cerca. Y como ya comenté en el post: “Otro cuento chino: ¡Que vienen los chinos!”, esa amenaza no era tal y más bien podía considerarse como una oportunidad.
En este caso la cosa es diferente y la amenaza, el tiempo dirá la magnitud de la misma, está muchísimo más cerca y está promovida por empresas españolas y burócratas europeos en Bruselas.
Empezemos con Argelia.
El titular que nos asaltó en el mes de enero fue el de “Empresarios almerienses cultivarán un millón de hectáreas de olivar en Argelia”. Para contextualizar el dato basta decir que en España se dedican al olivar 2 millones de hectáreas.
Este millón de hectáreas, que se dice pronto, se cultivarán gracias a los proyectos de cooperación hispano-argelina: “Terramar Almería España-Argelia” y “Olivar Argelia”. En el mismo encuentro, dice la nota de prensa, la comitiva mantuvo una reunión con la presidenta de la Autoridad Portuaria de Almería para el impulso logístico del proyecto que tendrá como importante pilar estratégico el Puerto de Almería, porque la salida natural del aceite será hacia Europa. ¿Hacia dónde si no?
Por otra parte veo que este país triplica las plantaciones de olivos en los últimos 10 años y que entre 2002 y 2012 se han plantado más de 240.000 has, llegando en ese año a las 389.000 has totales. El Plan de Desarrollo Nacional Oleícola de este país espera alcanzar el millón de hectáreas cultivadas en 2014 y una producción anual de 100.000 Tn.
No nos reponemos del susto y en febrero aparece el titular: “Marruecos logra quitar el arancel para que su aceite entre en Europa”. La cosa se va poniendo cada vez más fea y me paro a investigar la realidad marroquí, que es la siguiente:
Marruecos produce 130.000 Tn/año a precios de 1,25 euros/kg en origen. Las exportaciones actuales son de 25.000 Tn/año y en el plazo de 3 años el Ministerio de Agricultura Marroquí quiere que alcancen las 50.000 Tn. Pasarán de un cupo de 52.000 Tn/año a toda la producción y probablemente se convertirán en la puerta de entrada a Europa de todo el aceite del norte de África sin tener que pagar derechos de aduana. Aceite dicho sea de paso, sin las garantías sanitarias, laborales y medioambientales que se le exigen a los agricultores europeos.
Con el acuerdo comercial entre Bruselas y Rabat se eliminan los derechos de aduana que estaban en 1,25 euros/kilo, por lo que las empresas podrán introducir en Europa todo el aceite que deseen. Como siempre Europa castiga la producción agrícola de los países del sur para beneficiar la producción y exportación de productos del norte.
Con este fantástico acuerdo es de esperar que las empresas inviertan en Marruecos porque será más barato y el producto entrará en Europa sin problemas. No es raro que se produzca un efecto llamada para empresas españolas y francesas para implantarse en el país con sociedades mixtas para desarrollar grandes explotaciones de olivar bajo el paraguas del Plan Marruecos Verde. Este Plan concluirá en 2014 y prevé la plantación de 700.000 has de olivar, el doble de lo que tiene Córdoba, con jornales de 6-8 euros/día y 8-9 horas de trabajo.
Por ejemplo, para cítricos se quiere pasar de 1,5 millones de Tn/año a 3,2 millones de Tn/año en 2020. La producción valenciana oscila entre 3,5 y 4 millones de Tn/año y ya estamos viendo lo que está sucediendo allí con los cultivos de naranjos.
Este Plan está dotado con una inversión de 13.000 millones de euros hasta 2020 y la financiación viene del Fondo Hassam II ( la corona marroquí), de las contribuciones de fondos internacionales de la UE, de las cooperaciones francesa y británica y de los inversores privados.
Además el Programa de Cooperación con Marruecos 2011-2013 se ha comprometido a aportar al país magrebí más de 565 millones de euros en 3 años y en los últimos 10 años han entrado 1.330 millones de euros en Fondos de Desarrollo, parte de los cuáles van dedicados a fomentar las nuevas plantaciones de olivar. Todo con el beneplácito de la Unión Europea. ¡Vaya Unión!
Uno no sabe ya viendo esto, si cortarse las venas o dejárselas largas, por lo que sigo con el tour norteafricano y veo lo que pasa en Túnez.
Túnez, segundo productor mundial de aceite de oliva, produce 110.000 Tn/año con 1,6 millones de hectáreas cultivadas y pretende llegar a las 210.000 Tn/año en 2016.
El contingente de aceite de oliva, exento de aranceles de aduana, va aumentando progresivamente, llegando en 2013 a 57.400 Tn/año.
Aparte del contingente propio y con la liberalización arancelaria de Marruecos quién sabe si por el país marroquí no entrará más de una cisterna de aceite tunecino.
Corren los días y en marzo veo el titular “Competencia autoriza el acuerdo entre Deóleo y Hojiblanca”.
Carbonell, la marca estrella de Deóleo(antigua SOS), el resto de sus marcas de virgen extra y las de Hojiblanca suman en torno a un 25% de cuota en el aceite de máxima calidad. Otro 40% del virgen extra se vende co marca blanca. Y, el resto, bajo marcas de otros fabricantes
Siendo bien pensado cabría esperar que el estar en la Unión Europea y que gran parte del mercado del aceite esté en manos españolas nos beneficiará. Pero mi gozo en un pozo, porque al informarme sobre los movimientos de las empresas españolas en relación con el mercado del aceite y la actuación de la UE respecto al mismo, veo que la cosa es peor de lo que pensaba.
Me explico: A finales de la década de los noventa, varias familias sevillanas y cordobesas del sector del aceite y algunas empresas aterrizaban en Portugal con la compra subvencionada de tierras para plantar 30.000 has de olivos.
Unos años después, Jesús Salazar, directivo en aquel entonces de Mercadona, con el grupo SOS (ahora Deóleo) entraba en Italia con la compra de Minerva, Bertolli y Caparelli para formar el mayor grupo aceitero de oliva del mundo con unas ventas de 250.000 Tn de producto
Por otra parte la marca portuguesa Sovena desembarcó en tierras sevillanas y adquirió miles de hectáreas en su país de origen.
Sovena opera en el mercado interior español sólo bajo la marca de la gran distribución deMercadona y tiene 12.000 has de olivares con la posibilidad de seguir creciendo en Portugal a precios bajos, comprando a quien hace unos años decidieron poner plantaciones co aceite a 3 euros el kilo.
Ya en 2009 se nos adelantó lo que ahora va a pasar, cuando en el periódico El Economista se publicó que: “Mercadona no identifica el origen de sus olivares”. En el artículo se anunciaba que el origen de los aceites de oliva que se venden en los centros de Mercadona no eran de origen español, sino marroquí.
Así mismo leo que hay movimientos especulativos en Marruecos desatados por los incentivos para los cultivos de naranjos y olivos debido a la propia financiación ofrecida por la UE y que el Fondo de inversión Abu Dabhi “Tiris-Euroárabe” consiguió en 2011 un arrendamiento de 700.000 hectáreas en Marruecos para cultivar cítricos y olivos.
Por otra parte el fondo español Atitlán, presidido por Roberto Centeno, yerno de Juan Roig (Mercadona), entró de lleno en el olivar de Marruecos. Atitlán ya compró olivares en el norte de África, Portugal y Extremadura.
Las 137 empresas extranjeras presentes en el país vecino, en su mayoría francesas y españolas, representan el 29% de la producción agraria, el 42% de las inversiones, el 40% de las exportaciones y el 28% del empleo.
Mucho aceite y olivares en manos de empresas españolas y en manos de la gran distribución española pero con precios de ruina en origen para los olivareros españoles. Me hago la pregunta: ¿Quién defiende los intereses de los productores españoles? ¿De qué nos vale que el mercado esté en manos españolas?
Ya sólo queda que la todopoderosa Unión Europea nos ayude, pero éstos de Europa son aún peores como estamos viendo. Leo que antes de la liberación comercial a través de la renovación de acuerdos con países como Marruecos, Egipto e Israel, la UE optó por eliminar buena parte de las normas mínimas de calidad de hasta 26 cultivos hortofrutícolas. Los catastróficos efectos de estos acuerdos la están sufriendo los agricultores almerienses en carne propia.
En estos países se permite el uso de fitosanitarios prohibidos en la UE, hay falta de limitaciones y control de los residuos que se generan y en general, hay una reglamentación infinitamente más laxa y permisiva que la europea.
Éstas regulaciones, que hubieran servido para dar objetividad a los criterios mínimos de calidad para defender y justificar el mayor precio europeo quedan en papel mojado y dejan al agricultor europeo indefenso.
Así que la trazabilidad, el respeto al medio ambiente y el cumplimiento de la normativa de riesgos laborales que en Europa los agricultores llevan a rajatabla, en países del norte de África se relajan y además se dejan entrar sus productos producidos sin garantía alguna y sin pagar un mínimo arancel. Ni seguridad alimentaria, ni respeto al medio ambiente, ni respeto a los trabajadores de esos países.
Parece ser que tenemos al enemigo en casa. Así que no sé por qué, cuando en la prensa y en televisión veo a los políticos negociar la nueva PAC y decir que defienden los intereses de los agricultores españoles me viene a la memoria la gráfica frase del ministro de la transición Pío Cabanillas: “¡¡Al suelo, que vienen los nuestros!!”.
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