Hoy, en Firma Invitada, un post del blog Basket and Talent, un blog sobre deporte, el juego en equipo y la empresa. Interesante post del que destacamos la ausencia de empatía, de sentido común y de conocimiento de la vida real, en las personas que toman las decisiones en la empresas.
“No tiene sentido contratar a personas inteligentes y después decirles lo que tienen que hacer. Nosotros contratamos a personas inteligentes para que nos digan qué tenemos que hacer”.
Steve Jobs.
Steve Jobs.
Por fín había llegado el gran día. La empresa líder mundial, con el producto más innovador y la gestión de personas más admirada del planeta, inauguraba su flagship europea en el centro de Madrid. Para ser más exacto, en el kilómetro cero del país, en la histórica Puerta del Sol. El no va más. La apertura más esperada, un parque de atracciones en forma de tienda gestionada por los gurús de la tecnológía y el retail moderno. Decían los más optimistas que su estreno pondría el punto y final a la crisis, que el consumo renacería gracias a la nave nodriza norteamericana. Un momento épico.
Hasta el más mínimo detalle estaba preparado. La coincidencia con el histórico acontecimiento de la coronación del nuevo Rey de España, les ofrecía la oportunidad de enseñar a la prensa de todo el mundo su nueva proeza. El minimalismo llevado a su máximo esplendor, la excelencia como método para lograr el éxito. Pero se detectaba cierto nerviosismo. Por razones que se le escapaba a la genial compañía, los resultados no habían acompañado tal y como esperaban las mentes pensantes de California. Esos procedimientos cerrados en reclutamiento de talento, formación de equipos y ténicas de venta, no habían funcionado en el país. Todo eran disculpas del equipo directivo para justificar su fracaso. Unos hablaban de la crisis, otros del alto precio de sus productos y de la picaresca del cliente español. Sólo, de vez en cuando, alguna voz discordante osaba explicar la falta de adaptación a un mercado anárquico, y el choque cultural al no adecuarse a los requerimientos locales. Pero la marca creaba las necesidades y los clientes se aclimataban de inmediato. Así tenía que ser. Tal y como hacían en el resto del mundo.
La noche previa al gran evento, decenas de personas hacían cola gracias al efecto llamada de la marca de la manzana vía redes sociales. Un grupo ecléctico conformado por fundamentalistas tecnólogicos, followers del gran Blog Me Cambio a Mac, un grupo de coreanos con pinta de copiar hasta el último detalle de los nuevos dispositivos, y, frikis en general. Serían los primeros en tuitear las novedades, siempre ocurrentes, orientadas a mejorar sus resultados en atención al cliente y ventas.
La espectacular tienda se colapsó a los pocos minutos de su apertura. Las colas para entrar llegaban hasta la Plaza Mayor. Eso les gustaba. Además, a alguna mente prodigiosa de Cupertino se le ocurrió lanzar un guiño al pueblo español: Una imagen del nuevo Rey descolgada en la fachada principal del edificio. Lo único que consiguieron fue alborotar a la manifestación republicana que en esos momentos acampaba en la Plaza. Un golpe de efecto, pensaban.Una provocación para los de la bandera tricolor, aumentando la confusión. Pero lo que no esperaban fue la hecatombe en forma de caída completa de todas las conexiones WiFi y ADSL de la tienda, por gentileza de los barridos electrónicos de las fuerzas de seguridad del estado que velaban por la protección de la ceremonia de coronación de Felipe VI. Ningún dispositivo funcionaba: ni Ipads, ni Ipods, ni Macs, ni sistemas de ventas. Nada de nada. Primero se dieron cuenta en el Genius Bar donde quedaron paralizados. Ni el Market Leader, ni el Business Leader ni el In Store HR Manager ofrecían soluciones. Finalmente, el Store Leader, aterrado, comunicaba al Country Business Leader y al Senior Director EMEA que procedía a evacuar y cerrar la tienda por motivos de seguridad.
Nadie les había entrenado para estas lides. Eso no pasaba en su empresa. El día prometía ser muy largo.
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