miércoles, 18 de marzo de 2015

¿Cómo puedo blanquear un millón? Todo el proceso se puede hacer con una simple llamada.

Todo el proceso se puede hacer en un día y por menos de 1.000 euros. Así nos lo explica Jose Maria Pelaez Martos, inspector de Hacienda y experto en blanqueo de capitales;  nuestra firma invitada de hoy.

Lo más difícil para blanquear un millón de euros es tener el millón. Si lo tiene, todo lo demás serán facilidades porque podrá entrar en el mundo de la llamada banca privada, en la que las ventanillas y colas de las oficinas bancarias son sustituidas por el despacho con sofá, café y una atención individualizada y exquisita. Para entrar en este club exclusivo, algunos bancos exigen tener medio millón de euros; otros rebajan el listón hasta los 100.000 euros.
Vaya por delante que no es ilegal tener una cuenta, por ejemplo en Suiza, ni utilizar los servicios de la banca privada de los grandes bancos, porque hay ocasiones en las que se utilizan los paraísos o los países con secreto bancario, por ejemplo, para ocultar la identidad en supuestos de inestabilidad política en tu país de origen. Lo que es ilegal es aprovecharse de las circunstancias de estos territorios, de su opacidad y no pagar impuestos, para evadirlos en tu país, o para blanquear el dinero procedente de actividades delictivas.

Veamos cómo funciona el sistema.
Pasos a seguir:
Una vez conseguido el millón de euros, con una simple llamada telefónica a un gran banco, por ejemplo, de Suiza, éste le asigna un gestor que se desplaza a su domicilio o empresa, le recoge el dinero y le da el justificante de la entrega. Ese dinero es ingresado en un banco nacional, pero a nombre del gestor, por lo que usted no figura en ningún sitio, pero sí que tiene el justificante del ingreso efectuado a su nombre. Técnicamente se utiliza la llamada banca corresponsal, que es una simple cuenta contable del banco suizo en el banco nacional para hacer operaciones, por lo que los clientes del banco suizo no figuran en ningún sitio.
Además, las cuentas en Suiza están numeradas y se les pone un nombre ficticio, por lo que no figura su nombre, salvo en los ficheros internos del propio banco, aunque, por si acaso, le ofrecen la posibilidad de que la cuenta esté a nombre de una sociedad constituida en un paraíso fiscal. Todo esto se puede hacer en un día, con un coste que no llegaría a 1.000 euros, incluyendo el coste de la llamada.
El blanqueo pretende dar apariencia de licitud a un dinero procedente de una actividad delictiva, y, en ese juego, puede ocurrir que el delincuente sea muy hábil y engañe al banco, o que el banco se deje engañar, entre otras cosas, porque su sistema de prevención del blanqueo es deficiente o inexistente.
Otra circunstancia a tener en cuenta es que los delincuentes, normalmente muy bien asesorados, no se asustan con las manifestaciones de los mandatarios mundiales, como las realizadas en 2009 sobre el final de los paraísos fiscales y del secreto bancario.
Estamos en el año 2015 y han vuelto a manifestar que quieren implantar para el 2018 el llamado intercambio automático de información entre los países. Ello no supone, por supuesto, la desaparición de los paraísos fiscales al no estar previstas sanciones importantes para quien no firme dichos acuerdos. Por tanto, el que tiene dinero a buen recaudo en paraísos fiscales no tiene motivo de preocupación: le avisarán con la antelación suficiente para que planifique adecuadamente sus decisiones y los cambios que tenga que hacer.
Ya por último, cae en un error aquél que crea que el dinero se queda cautivo en Suiza, o en ese paraíso fiscal; en absoluto, el dinero se puede utilizar perfectamente el día siguiente y en cualquier sitio, ya que, dependiendo de los importes, hay muchas técnicas para hacerlo. Así, para pequeñas cuantías le ofrecen las llamadas tarjetas de prepago, en las que el banco pone una cuantía inicial, por ejemplo, 10.000 euros, y usted los va sacando a su conveniencia en los cajeros de cualquier banco nacional, y se puede recargar cuando quiera a través de la banca online.
Pero si quisiera utilizar el millón de euros de golpe, ya blanqueado, otra técnica es que otra entidad bancaria del mismo grupo, u otra sucursal de un territorio que no sea paraíso (pongamos, Londres), le dé a usted un préstamo por el importe del millón de euros, siendo la garantía el importe que está en el paraíso. Claro que eso solo lo sabe usted y su banco. En resumen, una vez conseguido el millón de euros, todo son facilidades, tanto para sacarlo fuera, como para disfrutarlo dentro, de inmediato.
Los organismos internacionales deberían, de una vez por todas, adoptar medidas claras y contundentes, que las hay, para evitar que las facilidades aquí descritas las tenga también el delincuente que quiere blanquear dinero procedente de sus actividades delictivas. Y solo hace falta voluntad política.




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