¿Recuerdas esa escena de la película de Indianaa Jones, cuando Harrison Ford saca la pistola y dispara al de la cimitarra?
No acabo de entender a esos "comerciales" que se complican la vida moviéndose por extraños vericuetos, cuando la forma mas sencilla de relacionarse con el cliente es la naturalidad.
En una ocasión en curso de ventas nos plantearon la siguiente situación:
“Vamos en un tren y vemos que al lado nuestro hay un ejecutivo revisando documentos que tienen un logo de una empresa con la que hace tiempo queremos entrar en contacto. Viene el camarero y pregunta: ¿Van a desayunar? En ese momento el ejecutivo deja sus papeles, se prepara para desayunar, se gira y nos pregunta: ¿Y tú, dónde trabajas?”
¿Qué harías o dirías tú?.
Para mi sorpresa los compañeros allí presentes pensaron que lo mejor era "marear la perdiz", pues propusieron una estrategia basada en charlar de diversos temas y, al final, preguntarle por la empresa.
Yo, sin embargo, apuesto por naturales y, desde el principio, exponer, por ejemplo, que hace tiempo que quiero contactar a su empresa y ¡qué casualidad! me encuentro una persona de esa empresa a mi lado.
Ante la oportunidad de presentarse directamente a un posible contacto, se suele preferir ir de tapadillo para ganarse la confianza de la persona antes de exponer lo que realmente queremos.,,
En mi opinión, ese tipo de actitudes son erróneas y cuando te relacionas con las personas, en nuestro caso clientes, lo mejor es ser naturales, sin trampas. El cliente lo percibirá.
Y no hablemos del cierre de la venta: se proclaman y enseñan decenas de técnicas de cierre cuando la mejor siempre ha sido la directa: “¿Firmamos?”
No te compliques, lo más sencillo es lo mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario