viernes, 11 de septiembre de 2020

Años sin escribir en el blog

Escribir un blog es como ir al cine o usar el teléfono fijo: un ejercicio de resistencia. Este tiempo dudaba si tenía sentido escribir en un blog que lee poca gente, cuando ya escribo en medios que lee más gente y cuando existen Instagram, Twitter, Facebook (ha decidido castigarme) y demás zarandajas. Mi conclusión es que sí porque me gustan las palabras, se escriban donde se escriban. Hasta en un rapto de locura me he prometido escribir al menos todas las semanas. Yo y mis autopromesas, mis livianas autopromesas.

¿Y Por qué no he escrito todo este tiempo? La vida. Así de dramática es la razón. La vida, la condenada, no me ha dejado. Lo explico y me lo explico. Cuando llegas de estar horas sentado frente a un ordenador poniendo al día todo el papeleo que conlleva tener tu propia empresa o cuando trabajas para los demás, no disfrutas igual. Llegas cansado y en ese momento quiero un vino en compañía o un libro o un té caliente en soledad.

Pero el caso es que tras llevar una vida de lo mas hiperactiva, mudanza y traslado a una nueva ciudad incluida, resulta que mi cansancio no provenía del estrés. Sino de mis mitocondrias.

Las mitocondrias son como los midiclorianos, eso que poseía Dark Vader  en Star Wars, unos seres microscópicos que se encuentran dentro de todos los seres vivos y gracias a las cuales se puede entender los designios de La Fuerza... Pues eso que si Dark Vader era la Hostia porque era el que mas tenía del universo, a mi me faltan, así que mi carencia de fuerzas provenía de esto. Para lo que no hay cura y que me lo han descubierto tras ser operado de un meningioma que obstruía líquido cefalorraquídeo... Y que no os plan de entrar en mas detalles.

Así que para entrenar la vista (que también se ha visto afectada) voy a intentar escribir, así ordeno mi cabeza también.

Gracias por acompañarme en este viaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario